Un aspie en reunión!
Hoy tengo
unas tremendas ganas de contarles cómo son para el ornitorrinco y para mí, como
aspie, las reuniones de trabajo, específicamente las que me hacen trasladarme
hasta San José, a más de doscientos kilómetros de distancia, conste que invité
al bichillo para no ir solo ya que necesito apoyo moral.
Supongo que
a algunos les podrá sonar extraño algunas de mis típicas conductas, pero al
rato a mi me parecen básicamente graciosas.
1-
Primero que nada aclaro que mi oficina tiende a ser cerrada, oscura y fría (no
es broma, casi siempre al aire acondicionado lo tengo a 17°C, eso porque no
baja más), y me saca de mis casillas que quieran que salga de ahí y pase
mi tiempo laboral en otra parte.
2-
Obviamente que, antes del día de la reunión, trataré todo lo posible de
evadirla, para lo cual estoy dispuesto a cualquier estratagema, algunas veces
con más éxito que otras. Si llegan a suspenderla me verán extremadamente feliz.
3-
Odio ir al congestionado, ruidoso y oloroso San José, lo hago solo porque no
tengo escapatoria y renunciar no es una solución viable.
4-
Pienso obsesivamente en toda le gente que veré en la reunión, la cual,
básicamente, no la soporto y no me interesa verla, aunque me pregunto … la
verdad, a quién si me interesaría ver?
5- Si
tengo que pasar una noche en San José busco un hotel para reservar, lo cual
debo reconocer que es una actividad bastante estúpida, ya que casi siempre
acabo yendo al mismo. Ocho de la noche, recluido en mi habitación. En la mañana
tomaré un taxi tempranito.
6- Si
voy desde mi casa, salgo un poco tarde para mi gusto pensando que, de todas
formas nunca empiezan a tiempo, por lo que, si llego media hora tarde nadie lo
va a notar porque todavía no habrán empezado.
7-
Miro el velocímetro del carro y noto que voy entre 120 y 130, la razón es que
simplemente, me diga lo que me diga, siempre llegaré al menos veinte minutos
antes. Me recrimino todo el resto del camino por ser tan necio y seguir
llegando temprano a pesar que nadie más lo hace.
8-
Llego al lugar, me disgusto, nadie ha llegado, es que nunca voy a aprender?
9-
Poco a poco comienzan a llegar los asistentes, saludos medio vacios, bastantes
deseos de mandarlos a la … por incumplidos, porque me caen mal o solamente
porque estoy de muy malas por estar ahí.
10-
Busco mi asiento, el más cercano a la puerta de salida por aquello que presente
una oportunidad y pueda fugarme.
11-
Inicia la reunión, inician las exposiciones, de nuevo, mi cerebro empieza
a procesar todo lo expuesto con esa lógica aplastante e insensible que nos va
tan bien a los aspies, empiezo a encontrar vacios y contradicciones, sé como
corregirlo, me muerdo la lengua y juego con papelitos, clips, grapas, el anillo
de matrimonio, el llavero o cualquier otro objeto que me sirva como distractor.
12- Si
lo externo me tacharán de incómodo y enemigo del cambio, aunque todos sabemos
que la acusación real que se me hará es ser enemigo del jefe. Si no lo externo
me sentiré mal conmigo mismo, por lo que el resultado es inevitable, saco tres
toneladas de lógica para probar que lo expuesto está erróneo y me convierto en
forma instantánea en el enemigo de todos.
13-
Sobrevivo hasta la hora del café, “comparto” con varios compañeros quienes me
dan toda la razón respecto a mis ponencias.
14-
Regreso a reunión, mágicamente de nuevo no tengo la razón. Trato de repetirme
mil veces que matar imbéciles es penado por ley.
15-
Inmediato regreso a casa, recriminándome el no haber tenido la capacidad de
callar y sabiendo que si antes les era incómodo ahora lo soy mucho más, pero
feliz que voy de vuelta a mi casa, el lugar más seguro del universo conocido y
esperando que no me citen nuevamente a reuniones por mucho tiempo.
Lo olvidaba,
mientras tanto el ornitorrinco me esperó en la piscina del hotel con una piña
colada!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario