Ya se acerca
la Navidad, una época que, para muchos aspies puede ser estresante e incluso
triste.
Lamentablemente
muchos se sentirán muy solos, anhelando incorporarse al jolgorio general y
sintiéndose incapaz de hacerlo, algunos otros alejados y rechazados hasta por
algunos miembros de su propia familia, quienes, probablemente solo tendrán a su
padre, su madre, sus hijos, su esposo o esposa o algún sacrificado hermano a su
lado, mientras el resto de la familia se encuentra en algún multitudinario
jolgorio de parientes donde el único no bienvenido será él y sus más cercanos.
Además está el problema del exceso de gente, luces, ruido y movimiento por todas
partes, algo que puede ser enloquecedor y angustiante para cualquier aspie. A
todo lo anterior tenemos que sumarle la tristeza, la angustia de los pocos
cercanos que lo rodean y que…….. OK, suficiente!!!
Ya dije lo
que ellos dicen, ahora voy con lo mío…. YA VIENE NAVIDAAAAAAAD!!!!
Mi esposa
por esta época necesita cinturón de seguridad porque empieza al “ride anual de
los aspies desbocados”, por dicha creo que al fin y al cabo lo disfruta tanto
como nosotros.
Y es que en
esta época podemos dar rienda suelta a nuestros aspismos sin que nadie nos
“venga a joder la vida”.
Empecemos
por los villancicos, recuerden que somos tremendos coleccionistas, pues si,
nosotros nos damos un festín asperger coleccionando villancicos, todos los años
añadimos varios nuevos que yo me paso “comprando” en la red. Tenemos cerca de
cien discos de villancicos en punk, rock, progresiva, salsa, reggae, irish,
scotish, españoles, ticos, tradicionales, gringos, folclóricos, en fin … you
name it!!!
Nos vieran
llegando a la casa en el carro cantando (casi gritando) con los tradicionales
“Deck the Halls” o “Come on Ye Faithful” , en versión de Twisted Sister,
totalmente ennotados con el Album Navideño de Jethro Tull o bien folclóricos
con el campesinitico disco de Navidad del grupo Cantares, en fin nos damos
tremendo gusto.
Para el
veinticuatro en la noche tenemos siempre un pequeño juego de pólvora obviamente
de la no muy ruidosa, la cual se tiende en convertir en un legítimo arsenal
para terminar el año, una vez se nos pasó tanto la mano que estuvimos
“reventando” por casi cincuenta minutos.
Somos de
rutinas, por eso nunca falta el tradicional recorrido por el centro del pueblo
y los principales barrios para verificar que la mayoría no sean amargados y
tengan sus lucecitas, como si alguien nos hubiera nombrado “Inspectores del
Ministerio de Iluminación Navideña”, lo hacemos desde que mi hijo era un bebé
hace ya catorce años.
Y la
decoración, siempre nos parece muy tarde la fecha que la cual mi esposa nos da
luz verde para poner luces, adornos y árboles, si fueran por nosotros ya los
tendríamos, después de todo solo nos quedan un mes y tres semanas.
Los árboles
son lo más divertido, hay uno para la terraza y otro para el interior, cada uno
tiene, por supuesto, su propio set de luces y de adornos, los cuales siempre
serán colocados en lo que más se parezca a un patrón uniforme, excepto las
figuritas que compramos en Disney y los gaiteros de vidrio, esos ya tienen un
lugar predefinido.
El
Nacimiento es bastante grande por lo que nos llevamos su rato colocándolo y
distribuyendo las luces que lo acompañan, todo en patrones definidos de acuerdo
a la geometría de la base, obvio … de cuál otra forma lo haría un aspie??
Y las
comidas, nos damos gusto haciendo cuanto plato se nos antoja, desde frijolitos
molidos hasta tartar de salmón, de piso’etierra a gourmet, todo antojo es
válido.
En cuanto a
los regalos debería estar más que claro que esperamos algo relacionado con
nuestras manías y fijaciones, en caso de mi hijo algún juego o algo relacionado
con su música, en el mío algún instrumento musical para seguir la colección, lo
único prohibido es ropa o cosas útiles, háganos felices, regalen juguetes. En
cuanto a mi esposa, prefiero preguntarle porque casi nunca tengo idea de qué le
puedo regalar.
Se dieron
cuenta? hicimos tremendo desorden, nos divertimos muchísimo y fuimos todo lo
aspie que quisimos, todo solo con la compañía de mi amada esposa, mi suegrita,
mi hija que viene para una de las fechas, cuñada y sobrinos, cuando alguno nos
visita, a once kilómetros del centro de la ciudad y más de doscientos del resto
de familiares, amigos y desconocidos.
En nuestro
caso, tenemos todo lo que podemos desear, nuestras Navidades son perfectas y lo
son porque estamos con nuestras personas más amadas, siendo como somos, sin
presiones, sin añorar el involucrarnos en esos tumultos decembrinos en los que
no tenemos de toda forma cabida.
Es una fiesta a nuestro propio estilo
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