jueves, 4 de febrero de 2016

DE PERROS, GATOS Y ORNITORRINCOS!



Dado unos posts de un foro aspie,  hablaba con mi esposa, como solemos hacer, respecto a esta condición que nos caracteriza tanto a mi hijo como a mí. 


Esa conversación, junto con un programa que  medio mirábamos en Animal Planet, me llevó a proponerle una forma respecto a cómo veo yo el ser aspie en un mundo neurotípico. Se me ocurrió, viendo una manada de lobos,  comparar a nuestra sociedad con una manada de perros.

Cuando los perros están en manada establecen patrones conductuales muy propios de ellos, existe un esquema social fuertemente definido en sus roles, una percepción de los estímulos propia de su especie, como lo que representa comida, peligro, juego y esta percepción, unida a sus instintos y respuestas aprendidas, condicionan la forma en que ellos captarán, interpretarán y responderán a los estímulos de sus semejantes y de su ambiente.
Existe todo un lenguaje compuesto por expresiones sonoras, como el ladrido, lloriqueo, aullido y gruñido, junto con toda  una gama de señales no sonoras que al rato son aun más significativas, como la exposición corporal (incluida la muy conocida costumbre de deleitarse con aromas de trasero), posiciones de dominio, de sumisión, alegría o agresión.
De hecho, muchas personas, como el muy conocido Cesar Millan, han dedicado su vida a entender e interpretas dicho lenguaje canino y mejorar su interrelación con los humanos.
Obviamente todas esas conductas, ruidos y señales tienen sentido en la sociedad canina y en gran parte determinan su cohesión y funcionamiento.
Ahora imaginemos lo “inimaginable”, de un momento a otro, en este feliz contubernio canino, aparece un extraño…UN GATO!!!
Es de suponer el shock para ambas partes, incluso el conflicto que puede presentarse.
El no ve el ambiente como los perros, no procesa igual los estímulos, no entiende absolutamente nada de los que le rodea, las señales y mensajes de los perros, a menos que sean demasiado claras, como una agresión por ejemplo, no tendrán para él ningún significado específico e incluso estoy casi seguro que no estará demasiado dispuesto a oler traseros de perro.
Los perros son mayoría absoluta, por lo que para ellos el gato es “anormal”, no calza para nada en su sociedad y no estarán dispuestos a cambiar, por lo que es muy posible que el gato sea agredido o aislado, convirtiéndose en un paria social.
Pensemos en que los perros no matarán al gato!!!
Qué seguirá entonces?                                                             
Pues lo lógico, el gato, poco a poco, empezará a interpretar los comportamientos caninos y a responder en una forma que se adapte mejor al comportamiento de la manada, con lo cual logrará integrarse mejor, minimizar el conflicto y, si tiene suerte, incluso hacerse entender de vez en cuando.
Pero debemos ser claros, por más que el gato se adapte sigue siendo un gato, jamás será un perro!!
Por más que la manada lo trate de forzar a pensar y actuar como ellos, lo más que lograrán serán respuestas aprendidas y memorizadas porque el gato será gato eternamente y no podría, ni aunque así lo quisiera, cambiar su felina naturaleza.
La manada seguirá su vida, poco le importará el gato y al gato no le quedará más que tratar de facilitarse él mismo las cosas para no tener una “vida de perros” entre perros.
Pues es igual con los aspies, venimos al mundo NT cargados de un diferente set de códigos y al igual que el gato, no nos queda más remedio que tratar de comprender lenguajes que no son los nuestros, siempre conscientes que el hecho de hacerlo no nos cambia un ápice y que siempre seremos lo que somos y deberemos convivir en una sociedad que nos cataloga como “anormales” por el simple hecho de no ser perros.


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