viernes, 18 de septiembre de 2015

La adolescencia y la soledad





Saben, he dejado de escribir por unos días, la verdad, ni sé realmente porqué razón, tal vez simplemente por una dosis de pereza y bastante de desmotivación.
Pero es que así somos, necesitamos esos periodos de apartarnos de algunas cosas y simplemente ver la vida pasar un rato al lado, sin preocuparnos demasiado por lo que suceda a nuestro alrededor, casi en forma vegetativa.
Y es que supongo que en parte se debe a los factores autistas de nuestro comportamiento que se manifiestan en algún momento y te dicen que te apartes de los demás un rato y también en parte a lo agotador que te puede resultar el esfuerzo diario de encajar socialmente o, al menos, hacer creer a los demás que encajas.
O tal vez la frustración de saber que, a pesar de todo el esfuerzo, nunca llegarás a ser visto o tratado como los demás, esto debido supongo a que es mil veces más fácil ignorarnos que tratar de comprendernos y darnos alguna oportunidad.
Ya cuando escribí los primeros posts de este blog, contando algunas partes de mi juventud, había mencionado que, gracias a un sentido del humor un tanto inusual, me había hecho “agradable” a mis compañeros del colegio, por supuesto que esto simplemente no alcanzó para ser incluido en sus actividades sociales, como fiestas, paseos, ir al cine o simplemente sentarnos a conversar, aunque si se me buscaba bastante cuando se trataba de la consulta académica o de curiosidades del intelecto, algo así como una “biblioteca con pies”.
La verdad, esta es una situación aparentemente triste, pero infinitamente mejor que ser molestado diariamente y tener que vivir soportando al abuso, ahora llamado bullying, o teniendo que darte de golpes una y otra vez para evitarlo.
Al final concluyes que nada a veces es mejor la invisibilidad social, al menos en esas etapas de la vida, hasta que logremos encontrar esa estrategia que nos permita se de alguna forma “viables” socialmente, cosa que a mí me sucedió cuando inicié la universidad.
Mi hijo tiene quince años, está en noveno de secundaria, se lleva bien con sus compañeros, pero aun así, en este año plagado de fiestas de “quinceañeros” solamente ha sido invitado a una, lo cual no significa que lo molesten o aparten en el colegio, pero si fuera de él.
A pesar que sé muy bien que en el fondo le duele esta situación, no lo lamenta realmente porque al fin y al cabo, durante la mayor parte del día, cuando está en clases, es uno más y el grupo no lo aparta ni lo molesta.
Todos los días leo respecto a los padres de aspitos y lo que sufren por el injusto y, muchas veces, cruel trato de del que son objeto por parte de sus compañeros.
No puedo decirles que no sufran o no se preocupen, pero si les diría que acepten y comprendan la situación y traten de ayudar a sus hijos a estar tranquilos, siempre con fe en que cada uno encontrará su camino para lidiar con nuestra cerrada y estereotipada sociedad.
Por ahora, créanme, con no ser molestados, ellos estás más que bien.

El bichillo va al desfile!



Un aspie en desfile!!!


Y llegaron los desfiles del 15 de Setiembre, fecha de nuestra independencia.

Mi hijo, como flautista de la pequeña banda musical de su colegio, participaría del acto.

A algunos aspies les resulta incómodo el participar en este tipo de cosas, demasiado ruido, demasiada gente, mientras que a otros nos encanta. El público espera pacientemente que empiece el desfile y luego observa y disfruta del espectáculo, pero… como verá un aspie el desfile?

Les contaré cómo lo ve este aspie y espero les llegue a divertir.

Primero que nada aclaro que mi interés primordial es la participación de mi hijo y la delegación de su colegio… pero nos hartemos como si así no fuera.

Entonces les cuento, esto es el desfile para mi:

1-     Empiezo a hacer el recuento de las delegaciones, viendo los rótulos que indican su nombre, esto desde antes de iniciar la actividad, actividad indispensable para tener toda la claridad posible respecto a qué será lo que sucederá… es que no puedo sentarme y simplemente disfrutar de lo que venga? Pues NO, tengo que saberlo de antemano.

2-     Reviso mentalmente que los organizadores hayan respetado un ordenamiento lógico de  los participantes, si primero van los pequeñitos del jardín de niños, luego le corresponde a los de primaria y así sucesivamente. Y créanme que me molesta si el orden no se respeta!!

3-     Viene la primer delegación, trato de tomar fotografía de la pan carta que la precede, donde se indica el nombre de la institución. Como podrán suponer, esto es indispensable para cada participante, de no ser así, cómo los identificaría. Fotografío a los abanderados, bastoneras y todo lo que traigan tratando de no perder una sola parte. No podrían imaginar la angustia y estrés que me produce el que me falte alguna parte y mi “colección del desfile” quede incompleta.

4-     Y las bandas… las bandas son diferentes, es indispensable para mi tener un video de cada una interpretando alguna de su piezas. Y cuando una banda pasa solamente tocando la parte rítmica, sin que toque el resto? Pues nada… a irse tras ellos para poder captar cuando lo hagan, siempre pensando que debo regresar a mi punto “oficial” de cámara lo más pronto posible, no vaya a ser que me pierda algo y arruine irremediablemente mi grandioso documento, el cual jamás será publicado y que probablemente borre a los pocos días por falta de espacio de almacenamiento.

Si a alguno le parezco obsesivo pues tiene absolutamente toda la razón, pero no puedo hacerlo de otra manera, convertir un entretenido desfile en una actividad obsesivamente estresante es mi especialidad, pero estoy que cada aspie que miré un desfile hará algo parecido, si es que no decide que es mejor huir del lugar lo más rápidamente posible.

Y si me preguntan, la respuesta será:

SI, CLARO QUE LO DISFRUTÉ!!!