Los aspitos y la entrada al cole
En estos días acá,
en Costa Rica, se inicia el curso lectivo en escuelas y colegios (primaria y
secundaria).
Este es un periodo
que se puede volver crítico para los aspitos y trágico para sus padres.
Al fin y al cabo
no queda otra que afrontarlo y por eso me permito compartir con ustedes la forma
en que yo veo este asunto, desde el punto de vista de un aspie, padre de un
aspie.
Yo tengo la
impresión de que una de las formas básicas en la que los aspies nos
diferenciamos de los neurotípicos es que, mientras los NT funcionan con
reguladores variables, nosotros lo hacemos con interruptores, o sea, mientras
que ellos tienen miles de tonos de gris, nosotros somos exclusivamente, blanco
o negro.
Cuando del
ambiente se trata, es muy común que solo podamos verlo de dos formas, todo
positivo o todo negativo. Por ejemplo mi hijo, para él la orquesta es un
ambiente feliz, positivo y amistoso, mientras que, su antiguo colegio, era todo
lo contrario, un ambiente agresivo, negativo, donde todo era malo. Obvio que
existen razones muy válidas para esto, mientras que en la orquesta lo aceptan
como es e incluso le admiran su talento musical, siendo un lugar positivo y
lleno de amigos, en su antiguo colegio, fue apartado, minimizado y víctima de
acoso por parte de sus compañeros, varios maestros e incluso algunas de las
religiosas a cargo de esa institución. El año pasado lo cambiamos de colegio, ahí
fue aceptado, se hizo de amigos, lo participan en actividades y lo aceptan a
pesar de sus diferencias, el resultado es el normal, lo ve tan positivo como a
la orquesta.
Con esto lo que
quiero decir es que si ya él tiene una percepción predeterminada de lo que
encontrará en su colegio, esta probablemente es muy radical, condicionando así su
respuesta emotiva, si es positivo probablemente esté muy feliz de regresar,
todo lo contrario si es negativo, entonces estará tenso, angustiado e incluso
pueden esperar un tremendo berrinche.
Nosotros no
supimos manejar esto debidamente por varios años, eso debo reconocerlo, pero
luego decidimos atacar el problema.
Primero informamos
a los profesores y autoridades del colegio respecto a que nuestro hijo es un
aspie y lo que eso significa, nuestro psicólogo nos acompañó a la cita,
estuvimos muy pendientes, día a día, de toda situación problemática que se
diera, en fin, creo que hicimos todo lo posible. Lamentablemente, la respuesta
de la institución fue sumamente pobre, por lo que, a pesar que avanzamos, no
fue lo suficiente y tuvimos que tomar la decisión de cambiarlo de colegio.
Aplicamos lo
mismo, reuniones, documentación, en fin, informar a los involucrados. Por ser
un colegio nuevo, nuestro hijo resintió la incertidumbre, la tensión de no
saber qué podía encontrar, pero el saberse tan acuerpado por sus padres lo
ayudó muchísimo a controlar el estrés de la situación. Esta vez todo fue excelente,
gran respuesta del colegio, preocupación y compromiso. Un completo éxito, este año, al contrario de los
anteriores, nuestro hijo iba feliz de volver a clases y ver a sus nuevos amigos,
se le veía tranquilo y muy seguro.
Y es que ahí es
donde los padres debemos actuar. No podemos abandonar a nuestros aspitos a su
suerte, debemos actuar, informando, comprometiendo y luego, vigilando,
retroalimentándonos, manteniendo canales de comunicación fluidos con ellos, en
fin, trabajando en coordinación total con los educadores.
Un abrazo a todos,
sobre todo a los chicos.
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